viernes, 26 de diciembre de 2014

Pasados presentes

Acércate,
cierra los ojos
y acuérdate de aquella vez.
De cuando caíamos por el precipio,
y no nos importaba,
realmente no nos importaba nada.

Y sentíamos el aire acariciándonos,
el miedo acechándonos
y la muerte tras nuestras espaldas.
Y nos seguía sin importar,
porque mientras moríamos,
notábamos algo latir en nuestro interior.

Porque ahora tengo más miedo
que cuando el terror me observaba
a través de tus ojos.
Y es el aire que sale de tu boca
mientras pronuncias esas palabras,
el que me ahoga poco a poco.

Es ese instante en el que la vela se apaga,
y todo se esfuma,
tus deseos y los míos
se gritan a los cuatro vientos
para que el destino los ignore.

E intentar volver atrás,
y retrasar todos los relojes
hasta el comienzo de ese cumpleaños,
ya no surte efecto.

Dejar sordo al mundo con mis gritos,
con tus aullidos al anochecer,
y oler tu pelo antes de cerrar los ojos
para inspirarme en cada verso,
ya no me recrea en tu locura.

Es ese momento en el que todo se acaba,
en el que la sentencia es firme
y no cabe recurso alguno.

Puede que no lo entiendas,
yo a veces tampoco soy capaz.


Bon voyage!

sábado, 20 de septiembre de 2014

Trenes sin rumbo

Como la culpabilidad mirándote a los ojos,
como los sueños estrellándose contra el suelo,
como el poeta que ha perdido su musa,
así te encontré en aquella estación.

Y me mirabas sin verme,
con tus pupilas sin dueño,
vacías de luz,
y tus manos rotas.

Mientras yo,
deteniendo ese instante,
engulléndote con mi mirada,
apagaba todos los relojes.

Esa tarde se borraron mis recuerdos,
tu imagen ya había arrasado con todo,
con cada insignificancia que cubría mi mente,
con mi pasado y mi futuro.

Y a partir de entonces,
me convertí en un autómata
que respiraba por inercia
y andaba sin rumbo en busca de tu sonrisa.

Llenar tu mirada,
y soldar tus manos a las mías
para arreglarlas -para arreglarte-
se convirtió en mi único objetivo.

Desde aquel momento,
recorro cada esquina
para dibujar tus curvas,
para recordarme que entra aire a través de mis pulmones.

Porque desde que nuestros trenes se cruzaron,
duermo en cada andén de esa estación sin vida.


Bon voyage!

lunes, 5 de mayo de 2014

Volar sin alas

Y le rozó los labios en medio de ese instante mágico. Ya no había excusas, no había palabras, no había absolutamente nada. Estaba al borde de ese abismo, de ese vacío, que sólo ella era capaz de llenar por completo.

Siempre había tenido miedo a saltar, a separar sus pies del suelo y dejarse llevar por la gravedad. 

Pero ya era tarde, su sensibilidad la había atrapado por completo de una forma incontrolable y las leyes que desde siempre habían gobernado su existencia ahora eran recurridas por esa anarquía que le hacía rozar la locura.

Estaba completamente perdida. Perdida entre las líneas de sus manos, entre cada rincón de su esencia, de ésa que sólo ella le dejaba entrever cuando sus ojos tornaban a un color miel con la luz del alba.

Ya era una adicción. Ya no se escondía entre las sombras de sus resplandores, ni se atrincheraba en cada una de sus huellas esperando a que pasara el huracán de su presencia.

Ya no. Ahora estaba junto a ella, frente a frente, esperando a que esa fuerza incontrolable las arrollara sin piedad lo más lejos posible.

Por primera vez, quería volar.


Bon voyage!

miércoles, 5 de marzo de 2014

Dentro de ti

Y te acurrucas en el fondo de mis caderas, vas sintiendo el calor de mis manos sudorosas en tu cuerpo. Recorro tu anatomía, me deslizo por cada uno de sus salientes, de una forma casi imperceptible.

Has apagado con tu incendio los restos de mi innata bipolaridad y ya no quedan resquicios de esas dudas que anoche atormentaban cada rincón de mi cerebro. Ahora están cubiertas por cenizas.

Sé que te queman tanto como a mí, se han clavado en lo mas hondo de tu mirada y tus ojos arden sólo con tocarte.

Acorralada entre las sábanas, confiesas que has cosido cada uno de tus lunares a los míos. Me has enredado entre los hilos de tu soledad y has tirado mi racionalidad al fondo del fuego.

He perdido los papeles intentando no quemarme. He soplado hasta quedarme sin el aire que me dabas, pero ya era tarde. El fuego imparable había arrasado cada milímetro de mi cama. De ti. De mí.


Bon voyage!