sábado, 4 de junio de 2011

La paz de tus ojos

Ahora las palabras bailan entre mis dedos, juegan y se deslizan sobre ellos. Se mueven rápidamente sin poder escaparse y corren a cientos de kilómetros por hora sin ninguna meta concreta.

Están aceleradas, exhaustas y llenas de vida, mas no tienen intención de huir ni de salir corriendo.

Exactamente así me siento cuando estoy a diez centímetros de ti, inquieta pero sin querer moverme. Porque me aceleras pero no quiero salir del punto muerto, no quiero arrancar ni tan siquiera arrastrarme unos míseros milímetros por el suelo.

Simplemente deseo que estemos quietas, impasibles en medio de un mundo que se mueve continuamente. Quiero flotar en la paz que nos envuelve, sólo eso.

Y es que contigo he aprendido a olvidarme de lo que nos rodea, de los malos momentos y problemas. He aprendido a dejarme llevar como nunca lo había hecho antes y a perder el control de cada momento.

Lo cierto es que cada día que compartimos el mismo aire me enseñas nuevas formas de sacar sonrisas a la vida, aprendo a abrazar cada segundo y a atraparlo y congelarlo en el tiempo para que nunca se pierda.

Y algo más que decir: eres mi mejor maestra y no concibo mi vida sin ti ahora mismo. Verso acabado. Punto.



Bon voyage!