lunes, 11 de febrero de 2013

Táctica y estrategia

Siempre había visto el amor como un juego, una partida de ajedrez en la que ciertos movimientos resultaban más efectivos que otros a la hora de conseguir a esa persona. La inteligencia y la habilidad entremezcladas con los sentimientos eran los factores determinantes.

El hecho de precipitarse entre un movimiento y otro en lugar de esperar durante un tiempo, también perfectamente calculado, daba como resultado situaciones bien diferentes. Absolutamente nada podía ser casualidad.

Hoy sé que me equivoqué. Intenté racionalizar lo irracional, atribuí porcentajes erróneos a esos tres factores y, por si fuera poco, se me olvidó uno fundamental, ese que puede cambiar el curso de tu vida en tan sólo un segundo: la suerte.

La ejecución de la partida puede ser perfecta, puedes incluso atribuirte la victoria. Y cuando piensas que todo va sobre ruedas, sucede algo que te puede hacer olvidar en qué terreno combatías y qué armas poseías para sobrevivir en él.

Otra vez estás en vilo, simplemente a la espera de poder entender por qué. Mas ahora, hay una diferencia con esa partida que antes jugabas, ahora estás completamente sola ante el peligro.


Bon voyage!

4 comentarios:

  1. Leyendo esto acabo de reflexionar lo siguiente, yo que también he pecado de estratega en el amor.

    El amor tratado como un juego es divertido cuando no hay miedo a perder, pero cuando se teme perder la partida, jugar deja de ser agradable, y el amor un examen continuo, y eso no debe de ser el amor

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  2. No puedo estar más de acuerdo con tu reflexión Manuel... Yo también he pecado de ser estratega, y no sólo en el amor, sino en la vida misma.

    Está claro que eso no debe ser el amor, pero el amor es tantas cosas... y lo cierto es que muy pocas de ellas tienen explicación. Por eso, los "debería" los dejo más para las leyes que gobiernan la razón...

    Un placer

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  3. En verdad, siempre se está solo ante ese juego llamado "amor" y tratado o no como tal, es un juego en el que nadie tiene seguro el ganar o perder.

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  4. Cierto Marta, la incertidumbre siempre está ahí y supongo que en parte se debe a que, al margen de tus propios sentimientos, también intervienen los de la otra persona.
    Gracias por haberte pasado y haber visto una parte de mi mundo ;) Espero que te haya gustado!

    Un saludo

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